martes, 8 de septiembre de 2009

José Mauro De Vasconcelos consigue simplificar la vida en las favelas de Bangu a través de la vida de un niño de 5 años. Mucho de autobiografía y un estilo literario que roza lo vulgar, pero que consigue transmitir esa especie de calidez y ternura a un mundo de violencia y extrema pobreza.



"Los años pasaron, mi querido Manuel Valadares. Hoy tengo cuarenta y ocho años y, a
veces, en mi nostalgia, siento la impresión de que continúo siendo una criatura. Que en
cualquier momento vas a aparecer trayéndome fotos de artistas de cine o más bolitas. Tú
fuiste quien me enseñó la ternura de la vida, mi Portuga querido. Hoy soy yo el que tiene
que distribuir las bolitas y las figuritas, porque la vida sin ternura no vale gran cosa. A veces
soy feliz en mi ternura, a veces me engaño, lo que es más común.
En aquel tiempo... En el tiempo de nuestro tiempo, no sabía que muchos años antes
un Príncipe Idiota, arrodillado frente a un altar, preguntaba a los iconos, con los ojos llenos
de lágrimas:
¿POR QUE LES CUENTAN COSAS A LAS CRIATURITAS?"
Y la verdad es, mi querido Portuga, que a mí me contaron las cosas demasiado
pronto. ¡Adiós!
Ubatuba, 1967



1 comentario:

Mariles dijo...

¿Y por qué yo no sabía de la existencia de esto?
En realidad, si que sabía, pero me la había tenido unos meses callada hasta que yo me atreviese también =D
Hay que ser valientes Sara, ya lo sabes ^^