jueves, 29 de enero de 2009

El piloto y las potencias naturales

Todos hemos conocido esa impotencia de transmitir nuestras impresiones, cuando, luego de la tempestad, de vuelta al redil, en el pequeño restaurante de Toulouse, bajo la protección de la criada, renunciábamos a relatar el infierno. Nuestro relato, nuestros gestos, nuestras grandes palabras habrían hecho sonreír a nuestros camaradas como fanfarronerías infantiles. No es casualidad. El ciclón del que hablaré fue realmente la experiencia más impresionante en su brutalidad, por la que he pasado; y sin embargo, más allá de cierta medida, ya no sé describir la violencia de los remolinos sino multiplicando superlativos que no añaden nada más que una molesta sensación de exageración.
He comprendido lentamente la razón de esta impotencia: se quiere describir un drama que no ha existido. Si se cae en la evocación del horror, es que el horror ha sido inventado luego, al revivir los recuerdos. El horror no se muestra en la realidad.


Saint Exupéry

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